ENTONACION Y PAUSAS
Los actores y actrices, deben adquirir y darle un sentido a las vocales, las consonantes y las silabas, y ser capases de penetrar en ellas.
Este no es el estudio de lingüística ni gramática, eso lo reservo para los especialistas, aquí solo veremos lo que es referido al arte de cantar y hablar en un escenario.
Un artista debe conocer hasta lo más mínimo de su “lengua”.
¿De que servirán todas las sutilezas de la emoción si están expresadas en un lenguaje defectuoso?
Un músico excepcional, nunca tocara un instrumento desafinado.
En este caso del lenguaje, la ciencia es necesario, pero hay que adquirirla con inteligencia y aprovecharla; no tiene ningún sentido llenarnos la cabeza con un montón de ideas nuevas y saltar al escenario para explotarlas como una bomba, antes de haber aprendido las reglas elementales.
Este tipo de estudiante andará siempre perdido o bien olvidara su ciencia, o bien podrá pensar mas en su ciencia y olvidar otras cosas.
La ciencia ayuda al arte solo cuando ambas se ayudan y complementan mutuamente.
Se manifiesta siempre que todo el que suba a un escenario tiene que reingenierisarse, volver a aprender a aprenderlo todo desde cero: a mirar, a andar, a moverse, a relacionarse con la gente y, finalmente a hablar.
La inmensa mayoría de la gente utilizamos formas pobres y vulgares de hablar, y no somos consientes de ello porque estamos acostumbrados a estos defectos en nosotros y en los demás, por ello antes de empezar con la dicción es preciso analizar nuestra forma de hablar para poder deshacernos para siempre de las costumbres tan extendidas de los actores y actrices de su incorrecta forma de hablar cotidiana como una justificación de su forma descuidada de hablar en escena.
En el escenario el habla debe ser mas patente, en escena lo normal es decir el texto de otro. Es del autor, y a menudo ese texto no coincide con nuestras necesidades y deseos.
Además en vida cotidiana, hablamos de cosas que de verdad existen. En escena tenemos que hablar de cosas que no vemos ni sentimos, y en las que no pensamos nosotros mismos, sino en lo que corresponde a nuestro personaje imaginario.
En la vida diaria sabemos como escuchar, porque nos interesa o tenemos que escuchar para saber o aprender; en escena lo que hacemos es actuar, representar, no sentimos ninguna necesidad práctica de penetrar en los pensamientos y palabras de nuestros compañeros nos vemos obligados a hacerlo y esa obligación termina en exageración, fingidas, rutinas o clichés.
Hay otras circunstancias también que matan la espontaneidad de las reacciones humanas a causa de tantos ensayos “sin sentido” los diálogos después de haberse dicho tantas veces pierden el sentido real de cómo fue concebido y se convierten sin querer en un soniquete, el contenido intimo del texto se evapora y solo queda un sonido mecánico y para rellenar los espacios vacíos que van dejando sus personajes pierden consistencia y pasan a ser paporreta.
En consecuencia, solo un mecanismo con los diálogos pronunciados irreflexivamente, como loros sin sentir ni saber lo que expresan porque se a perdido la esencia interna y se a convertido en monotonía y retórica.
Cuando se presenta el libreto en la primera lectura, a los actores les parece interesante el personaje y sus diálogos, pero después de los ensayos constantes, las palabras pierden significado importante, ya no existe en los corazones ni en la conciencia de los actores y actrices sino solo en los músculos de sus lenguas.
Ya no se encuentra diferencia entre los personajes antagónicos y protagónicos lo único importante es seguir la marcha, no parar nunca el carro. La situación empeora cuando loa actores falsean concientemente sus diálogos algunos usan sus textos como plataforma para lucir algún atributo vocal, estos actores son como los vendedores de instrumentos musicales, que muestran brillantemente sus mercancías con una interpretación efectista, y no para transmitir la intención del compositor solo para vender el instrumento musical.
Los actores hacen lo mismo cuando se engolosinan en cadencias calculadas y se columpian en efectos técnicos, subrayando letras o silabas aisladas; canturriándolas o gritándolas con la intención de lucir sus voces, haciendo que los tímpanos del público tintineen agradablemente.
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